Si de recuperación se trata, las esperanzas están todas puestas en la inversión en infraestructura, especialmente los emprendedores que buscan el despegue de su negocio apalancándose en la infraestructura. Tanto la inversión pública directa como aquella guiada por el Estado, como son las concesiones de infraestructura pública. Startups basados en inteligencia artificial, fintechs, energías renovables, nuevos materiales y otras miran con interés y buscan la forma de subirse a esta ola. Resulta lógico porque, dependiendo de la fuente, múltiples son los atributos que se le está exigiendo ahora a la inversión reactivadora: contribuir con la reducción de las emisiones de CO2; incrementar la resiliencia de las redes ante fenómenos climáticos y sociales; mejorar la experiencia de las personas que hasta hace poco se daba por lograda mientras más cerca tenían las máquinas y el hormigón; dotar de inteligencia a las redes para incorporar los beneficios en gestión e información que se pueden lograr con la Internet de las Cosas (IoT) y la Inteligencia Artificial (IA). Todos ellos focos de gran actividad emprendedora global.
Estas exigencias de futuro no son sustitutivas en ningún caso de las obligaciones tradicionales asociadas a los procesos de inversión. Estas todavía se deben ejecutar correctamente según los procedimientos e instituciones establecidas para asegurar la eficiencia, probidad y transparencia en el gasto púbico. Para quienes no estén familiarizados, esto significa que el diseño existente en una institución - cuando existe un diseño, de otra forma hay que dar un paso atrás y contratarlo - debe ser sometido al examen correspondiente en las demás instituciones que componen el sistema nacional de inversiones, particularmente el Ministerio de Desarrollo Social (MIDESO), la Dirección de Presupuesto y la Contraloría General de la República (CGR), sumados a los propios procesos del ente sectorial (MOP, MINVU, MTT, etc.) a cargo de la inversión.
Se trata de un proceso riguroso - enhorabuena - y difícil de comprender para los no iniciados. Naturalmente "lleva su tiempo" y obliga a aplicar "soluciones probadas" con el propósito de hacer expedita la revisión por la vía de poner frente a los ojos de los especialistas de cada entidad algo que les resulte conocido y no llame a hacer más preguntas ni pedir explicaciones adicionales. Puesto de otra manera, si la iniciativa de inversión, típicamente una obra, considera algún aspecto novedoso en la tecnología, métodos constructivos y/o el modelo de gestión a través de los que se espera genere el valor para sus beneficiarios, las preguntas que surgen naturalmente en cada paso son ¿por qué? y ¿para qué? el cambio...y a explicar se ha dicho.
Quienes están emprendiendo y han fijado su foco en resolver o mejorar algún aspecto de los servicios de infraestructura hagan el experimento mental de repetirse estas preguntas en todos los pasos del proceso, y desde todo punto de vista: ¿cumple las normas vigentes? ¿podemos evaluar sus beneficios? ¿podemos calcular su VAN (sinónimo de evaluar mirando por el retrovisor lo que pasó antes)? ...o algo más esotérico, ¿podemos calcular un VAN social? y entenderán qué puede ocurrir con la incorporación de sus propuestas de valor e innovaciones en la infraestructura pública. Mientras sea rutina - o no se innove - el proceso fluye, de otra forma, cada decisión intermedia es un muro que escalar en la ruta al Everest y no un obstáculo que saltar en un sprint de 100m con vallas. Luego retomaremos esto en un futuro post que titularé, parafraseando a Christensen, "El Dilema del Emprendedor en Infraestructura Pública" y si tengo la claridad del profesor de Harvard podré escribir el siguiente, "La Solución del Emprendedor en Infraestructura Pública". Mientras los escribo les pido tener fe en que existe una solución. Afortunadamente conozco muchos heroicos feligreses de ese credo.
Luego de este balde de agua fría en la cabeza retomemos las condiciones que debe cumplir la inversión en estos tiempos, pues falta la que la diferencia de la inversión normal pre y post crisis. Me refiero a la demanda de todos los sectores respecto a que se necesita la inversión para mover la economía. El propósito que se busca es recuperar parte de los 2 millones de empleos que se han perdido de crisis en crisis..., donde cada uno de los hogares tocados vive su propio drama y esperan reactivación AHORA. Entonces la inversión de reactivación genera más bien el "Dilema del Gestor Público" que es, por sobre todo, materializar la inversión rápido siguiendo de manera rigurosa los procedimientos (no escribiré un post sobre eso porque me parece algo frívolo en medio de la crisis). La pregunta que nos convoca es cómo emprender estos tiempos. De eso se trata mi siguiente post "La Infraestructura como plataforma para emprender en tiempos de crisis y reactivación"
Leonardo Mena C.
Ing. Civil Electricista U. de Chile
MAE Ilades-Georgetown University
Emprendedor y gestor tecnológico
Asesor en Modelos de Gestión e Innovación en Infraestructura
Fundador de CL URBAN LAB
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